En 2002 comencé a trabajar en una importante empresa en el área de empleos y desarrollo de Recursos Humanos. Estaba todo por hacer. Procedimientos, actualización de descripción de procesos, funciones y perfiles, armado de bases de datos, informatización, pero no imaginaba que lo más difícil iba a ser el cambio cultural respecto de lo que implicaba ingresar a trabajar en esa organización. Durante décadas, los actuales empleados, sus padres, y en algunos casos me atrevería a decir, sus abuelos “sabían” que por el hecho de ser hijo o familiar de un empleado se ganaba el derecho a ser incorporado a la organización, casi sin otros requisitos.
…